Drawing From the Past: Maya Antiquity Through the Eyes of Frederick CatherwoodAprendiendo del Pasado: La Cultura Maya Antigua a través de los Ojos de Frederick CatherwoodEsta exhibición representa la colaboración de 19 estudiantes del Seminario de Primer Año “Making Sense of the Pre-Columbian” [Dando Sentido a la Era Precolombina], y de Martin Antonetti, conservador del Mortimer Rare Book Room. El seminario, realizado durante el otoño de 2005, cubrió, entre otros temas, la historia Maya antigua, las obras originales de arte Maya en colecciones de museos y colecciones privadas, los relatos de viaje escritos por John Lloyd Stephens en el siglo XIX, las litografías de Frederick Catherwood, y discusiones acerca de la colección y el significado de objetos precolombinos en el presente. El título de la exhibición, los textos interpretativos y la bibliografía anotada fueron todos escritos por estudiantes del seminario como proyecto de fin de curso. Agradecemos de manera especial a Martin Antonetti, Betsy Barone, Barbara Blumenthal, Dick Fish, Karina Hernández, Elisa Lanzi, Linda Muehlig, Sherry Poirrier y Barbara Polowy, todos quienes contribuyeron significativamente al seminario de Primer Año, a esta exhibición y a la página de Internet de la misma. Quisiera reconocer también a College Hall y al Museo de Arte de Smith College, cuyo apoyo económico nos permitió visitar colecciones de varios museos durante nuestro seminario, tomar prestados objetos originales para el estudio, y presentar una versión en español de nuestro trabajo. Finalmente no podría faltar nuestro profundo agradecimiento a Christine Nicolov ’73, quien nos inspiró a emprender el proyecto en primera instancia. DANA LEIBSOHN La espesa vegetación de Copán constituye el trasfondo de esta magnífica estatua de piedra erigida a inicios del Siglo VIII. La figura de la estela, con una altura de más de tres metros, lleva puesta una falda con diseño en forma de red, joyas en pedrería, un enorme tocado, y un bien ornamentado cinto con máscara colgantes, además de un cetro con dos protuberantes cabezas de serpiente. Cuando Stephens y Catherwood excavaron esta escultura, la vestimenta y la ausencia de barba, los llevó a pensar que se trataba de la imagen de una mujer. Aunque cabe resaltar que los hombres mayas solían usar túnicas largas en sus ceremonias religiosas, y hoy en día los expertos concuerdan que esta imagen representa a uno de los gobernantes más famoso de Copán, el Rey Waxaklajun Ub’aah K’awiil, vestido como uno de los dioses del maíz. Los sacrificios eran parte importante de la vida religiosa Maya ya que se creía que los dioses se habían sacrificado a sí mismos para crear el mundo. La iconografía de los dioses del maíz y las serpientes en esta estela tienen que ver con esta tradición. Cuatro dioses del maíz cuelgan a los lados de la figura, mientras que una mazorca y unas hojas de maíz aparecen justo encima del tocado. Por otra parte, las serpientes solían representar los sacrificios. En uno de los costados de la escultura dos serpientes se entrelazan y sostienen una figura grotesca y un instrumento que permitía a los mayas extraer su propia sangre para el sacrificio a los dioses. Para los mayas los sacrificios eran ritos sagrados de adoración a los dioses del maíz, y a otros dioses. MORGAN MIDDLEBROOK
En la selva de Copán aún pueden encontrarse ruinas Maya olvidadas en el tiempo y sepultadas por la naturaleza. Stephens y Catherwood redescubrieron esta ciudad abandonada y registraron sus experiencias. Ya que el tiempo con el que Catherwood contaba para registrar estos nuevos descubrimientos era limitado, debía realizar varios bosquejos y acuarelas utilizando una cámera lúcida (similar a una lupa), que le ayudaba a reproducir los intrincados diseños que veía en las construcciones y esculturas Maya. Catherwood primero realizaba bosquejos de todo lo que veía y después los enviaba a Londres para que fuesen publicados en Incidents of Travel. Seis años más tarde, y tras el éxito de su libro, decidió crear una serie de veinticinco grabados de su expedición utilizando los bosquejos con que contaba y dibujando nuevos edificios de memoria. Este grabado, por ejemplo, muestra una serie de esculturas que se hallaron en un lugar cercano, pero que originalmente no fueron halladas frente a la pirámide, sino que aparecen como grabados individuales en Incidents of Travel. Catherwood junto a seis de los mejores litógrafos de Londres, utilizaron el grabado para sus publicaciones. La litografía, técnica relativamente nueva en esa época, les permitió realizar publicaciones extensas. La mayoría de los grabados se forman a partir del bosquejo de un artista plasmado directamente sobre un bloque de piedra caliza. La piedra es teñida con sepia luego de cada impresión. Después Catherwood pintaba a mano cincuenta colleciones con los colores que pueden apreciarse en cada grabado. Catherwood lanzó una publicación de 300 copias de cada grabado. Evidentemente su obra era bien conocida, lo cual le proveyó de los medios necesarios para terminar la serie completa. MELANIE BOVE
La ciudad de Copán alberga algunas de las estelas más complejas, artísticamente hablando, creadas por los mayas del mundo antiguo. Estos objetos tienen intrincadas entalladuras en alto y bajo relieve que se extienden a lo largo de toda la superficie. Las imágenes están acompañadas de jeroglíficos que relatan la historia de los reyes y deidades a quienes adoraban. Esta efigie en particular (Estela F) fue esculpida a bajo relieve y lleva un borde de plumas de quetzal; expertos han destacado el detalle y la precisión en esta representación. Según los arqueólogos de hoy en día, Catherwood no hizo uso de su licencia artística para plasmar falsos detalles, aunque supo utilizar sus habilidades artísticas para darle a esta estela un aire de misterio, representándola medio ensombrecida y oculta entre los árboles de la selva. También optó por representar los glifos de la forma más detallada y precisa que pudo. Esta obra constituye no sólo un testimonio de su destreza sino que también revela su reverencia por la artesanía Maya. KATE O'CONNOR-MORRIS Y AYLA SCHLOSSER
Yaciendo sobre el reflejo de las aguas, frente a un trasfondo tumultuoso, aparece esta escultura dramáticamente alumbrada. La serenidad en la expresión del ídolo y la aparente inmovilidad de las estructuras de piedra contrastan drásticamente con el caos que las rodea. Podemos evidenciar la influencia del estilo Romanticismo (1830-1970) en Catherwood por el ambiente que creó en este grabado. Las emociones y los colores dramáticos son característicos de este periodo. De igual forma Le Jeune Martyre (La Joven Mártir) de Paul Delaroche (1855) muestra una figura pacífica, víctima de su entorno, atrapada en la tormenta, que parece resuelta a subsistir. Este es el mismo efecto que produce la representación de Catherwood de la estela partida. Catherwood estudió arquitectura en la Academia Real de Londres; también viajó a Roma, Grecia, y Egipto dibujando ruinas bien conocidas en el mundo Occidental. Stephens dijo de esta estela “Es igual que cualquiera de las mejores reliquias de arte egipcio.” Para el tiempo en que Stephens y Catherwood los re-descubrieron, estos valiosos vestigios habían sufrido daños y estaban cubiertos por la vegetación salvaje, creando un paralelo consistente con el carácter vibrante de la cultura Maya en el mundo antiguo. SHU LIU Y DANIELLE GROGAN
A las profundidades de Copán, si tropezáramos con esta estela y este altar, podríamos ser tomados por sorpresa. La base del altar sobre el cual los mayas ofrecían sus sacrificios, aterra hoy en día. La estela representa al décimo tercer gobernador de Copán, el Rey Waxaklajun Ub’aah K’awiil (conocido también como el Rey 18 Conejos), llevando la máscara de un dios antiguo. La forma como Catherwood manipula la luz en sus bosquejos es lo que da vida a estas estructuras de piedra. La estela aparece iluminada, de tal forma que la fuente de luz proviene desde el fondo, por lo que las sombras de las manos aparecen arriba en lugar de abajo. El altar, sin embargo, parece estar debajo de la luz, de tal forma que las sombras del rostro caen por debajo de éste. Catherwood maneja la escena de tal forma que el altar irradie un aire de oscuridad. La estela en cambio ha sido representada con gran ímpetu, para darle un aire de antigüedad, que contrasta con el espíritu pacífico de las otras litografías de Copán, como en el caso de las láminas 1 y 3. IVONNE GARCÍA
Esta imagen muestra el Templo de las Inscripciones (al centro) y el Palacio (a la izquierda), dos de las estructuras más reconocidas de Palenque, en la región de Chiapas, al sur de México. Los edificios aparecen detrás de un magnífico trasfondo de colinas arboladas y están cubiertos casi completamente por la vegetación. Catherwood dice que esta escena fue particularmente difícil de dibujar debido a la espesura del follaje que le impedía tener una visión clara y completa del lugar. Para Stephens y Catherwood la condición lamentable en que se encontraban las ruinas, reflejaba el detestable desinterés de los palencanos (del Siglo XIX) por la antigüedad. Los exploradores decidieron tomar cartas en el asunto adquiriendo derechos de propiedad sobre el lugar. Stephens se creía el dueño legal de las ruinas, y las veía como parte de la herencia cultural de los Estados Unidos, aduciendo que el sitio se encontraba dentro del continente “Americano”; al final, sin embargo, no logró adquirirlas. Catherwood, por otra parte, contrató a un conocido norteamericano para que fabricara moldes de yeso de los principales monumentos de Palenque. Pero su esfuerzo se vio truncado a causa de los reclamos de tres palencanos que consideraron que sus derechos ancestrales estaban siendo violados, demostrando así que en realidad no eran tan indiferentes como Stephens y Catherwood habían pensado. CLAIRE WILSON
Prominentes ruinas Maya aparecen por toda Centro América. Esta imagen en particular es un plano de la Galería Oriental del Palacio de Palenque, mirando hacia la Sala A. Los mayas construyeron este palacio, un complejo de varios edificios que fueron conectándose entre sí, durante un extenso periodo de tiempo. La Sala A era una de las construcciones más recientes, construida posiblemente a finales del Siglo VII u VIII. En primer plano se pueden apreciar algunos indígenas reposando alrededor y encima de las ruinas, quizás descansando después de haber limpiado o excavado un sitio arqueológico. El Palacio demuestra que los mayas eran en efecto arquitectos de gran talento. Para construir este edificio debieron valerse de estrategias arquitectónicas complejas e innovadoras. Ingeniosamente, implementaron elementos tales como nichos pequeños en sus bóvedas para reducir el peso del techo y un avanzado sistema de drenaje para eliminar el peso excesivo del agua. El resultado fue el espléndido edificio que aparece en el dibujo de Catherwood. ABBY SOUTHWELL
Esta imagen muestra el interior del Templo del Sol en Palenque, que lleva este nombre debido a una placa hallada originalmente en su interior, y que se creía había sido utilizada para adorar al sol. Sin embargo, los arqueólogos fueron descubriendo que la placa contenía imágenes de jaguares y de las familias reales. Aunque en la representación de Catherwood el Templo aparece en estado de decadencia, según los expertos de hoy en día el templo es “la más perfecta de todas las construcciones mayas.” La serie de corredores arqueados, matizada por el arco central en voladizo es un excelente ejemplo de la arquitectura Maya clásica. Aunque su descuido es evidente, Catherwood centra su representación en el diseño complejo y minucioso. El guía indígena que está sentado en el suelo del templo de piedra observa las ruinas con admiración. El espectador se ve obligado a seguirle la mirada a lo largo del corredor arqueado y finalmente hacia la selva que se vislumbra a lo lejos. KATE O'CONNOR-MORRIS Y AYLA SCHLOSSER
Esta imagen muestra las ruinas de Uxmal, un sitio arqueológico antiguo en la cordillera de Puuc en la Península de Yucatán, ciudad prospera y centro religioso Maya desde aproximadamente 800-1000 DC. A diferencia de muchas otras litografías de Catherwood, el enorme cielo abierto y el paisaje que se desvanece detrás de las ruinas nos da una idea de la extensión de la ciudad. Uxmal era una ciudad inusual ya que la disposición de sus edificios no concordaba con la topografía natural. Cada estructura fue específicamente alineada en dirección a los cuatro puntos cardinales. La Pirámide del Adivino, que puede apreciarse a la derecha del grabado, es también inusual por su forma elíptica, en lugar de ser rectangular o cuadrada, como eran usualmente las pirámides Maya. En el centro aparece el Cuadrángulo de Las Monjas que se conoce con este nombre por que sus habitaciones en forma de celdas, les recordaron a los exploradores españoles a los conventos. Esta estructura se distingue ya que sus cuatro edificios fueron levantados en niveles diferentes; el edificio del norte es el más alto, seguido por los de oriente y occidente, siendo la estructura de sur la de menor altitud. En primer plano se puede apreciar a los residentes locales trabajando frente a la Casa del Gobernador, aparentemente despejando el sitio arqueológico para la exploración de Stephens y Catherwood. CHARLOTTE BALLANTINE
Máscaras del dios de la lluvia, serpientes, y formas geométricas intrínsecas aparecen sobre la entrada a este edificio Maya, actualmente conocido como la Casa del Gobernador. La ciudad de Uxmal, y sus habitantes, el pueblo Puuc, se desarrollaron entre los años 800-1000 de nuestra era, pero abandonaron la ciudad tras la invasión española. Sus descendientes, quienes sirvieron de guías a Stephens y Catherwood en sus exploraciones, contaban la leyenda de ‘un inmenso tesoro escondido’ dentro de las ruinas. La entrada parece una boca abierta que induce al observador pasajero a explorar sus profundidades. Cuando Stephens entró, descubrió un dintel de madera cubierto de escritura Maya. Con la intención de poder salvar su hallazgo del “machete cruel de algún indio,” mandó llevar parte del dintel hacia Norteamérica. Este es apenas un ejemplo de la forma en que Stephens y Catherwood tomaban los artefactos Maya para sus estudios, sacándolos de su contexto original. Existe otro grupo de personas que también extraen artefactos Maya de sitios arqueológicos, pero no se toman la molestia de registrar de dónde sacaron las piezas—a estos nos referimos con el nombre de saqueadores. El saqueo constituye un serio problema en el campo de la arqueología y el estudio de las culturas precolombinas. Los saqueadores destruyen el contexto arqueológico con el cual se podrían descifrar jeroglíficos y ampliar los conocimientos de los expertos en cultura Maya. Se estima que por cada arqueólogo pueda haber hasta doscientos saqueadores. Los coleccionistas que compran las reliquias con fines de lucro también aumentan los precios en el mercado. El mercado negro de artefactos Maya tiene un valor actual de miles de dólares al año (y va en aumento), y destruye a su paso inestimable información sobre la civilización Maya. Desde la década de los 70, algunos países han adoptado las leyes de patrimonio cultural de la UNESCO. Sin embargo, y a pesar de estas leyes, los saqueadores continúan excavando los sitios arqueológicos y vendiendo sus hallazgos a coleccionistas e intermediarios. Los arqueólogos de hoy demandan leyes más estrictas en todos los países; los museos también prefieren que los coleccionistas adquieran solamente objetos que tengan declaración de origen. Esta problemática seguirá afectando a expertos y a coleccionistas en el futuro, y podemos dar un vistazo al pasado y ver las primeras reacciones en este debate, a través de los grabados de Catherwood. MELANIE BOVE Y ALYSSA RANKER
Esta es la fachada norte de la Casa del Gobernador, ubicada en el lado sur de Uxmal. Esta construcción muestra el estilo arquitectónico Puuc, cuidadosamente elaborado sin la ayuda de herramientas de metal. Catherwood muestra tan solo una pequeña parte del gigantesco edificio, dirigiendo nuestra atención hacia lo que considera importante. La fachada superior fue diseñada en forma de mosaico y contiene miles de piezas hechas a mano. También se puede apreciar una gran cantidad de máscaras de Chac (importante dios maya de la lluvia y la tormenta), y muchos adornos en forma de serpiente. A juzgar por la ubicación y el tamaño de esta estructura, los expertos creen que la Casa del Gobernador era una construcción importante en Uxmal. De hecho, Catherwood la representa dos veces en la colección de veinticinco litografías de su travesía de seis semanas por Uxmal. Observemos ahora el motivo de la serpiente en la litografía. Una prominente cabeza de serpiente aparece en la esquina superior izquierda, y si bajamos la mirada lentamente hacia el centro de la imagen, podemos ver una serpiente real deslizándose frente a las ruinas. Catherwood terminó sus bosquejos a su regreso en Londres y Nueva York, por lo que es posible que haya incorporado el reptil al grabado más adelante, para resaltar la importancia que aducía a la figura de la serpiente en esta parte de la Casa del Gobernador. ALEXANDRA VALERIO
A lo largo de esta exhibición, vemos que Catherwood representa tanto a ruinas como a indígenas mayas. Este grabado nos da la sensación de un descubrimiento visto a través a los ojos del hombre maya que se adentra en las ruinas. Catherwood recrea la sensación de descubrimiento que experimentaron no sólo los exploradores sino también los indígenas, quienes no habían podido explorar las ruinas. El hombre Maya que señala en dirección opuesta al edificio parece querer compartir su descubrimiento con los demás. A través de la figura de un perro en esta imagen, Catherwood sugiere también la idea de domesticación, tanto de las ruinas antiguas como de los indígenas. Se deduce por su reproducción de cada uno de los símbolos iconográficos del edificio, que Catherwood tenía un profundo interés en las ruinas. Al mismo tiempo da la sensación implícita de una civilización perdida y salvaje. El lenguaje corporal de los indígenas, sumado a la jungla salvaje que cubre las ruinas, brinda a los espectadores de la obra de Catherwood la idea de una civilización antigua e indomada. VIVIANA SALCEDO
En el estudio de las civilizaciones antiguas, los mitos suelen evocar una sensación de misterio y motivar a la investigación más profunda de aspectos desconocidos de una cultura. Cuando John Stephens y Frederick Catherwood viajaron a Uxmal en 1840, los indígenas les contaron la leyenda de la Casa del Adivino. Según el relato de Stephens, una vieja mujer incubó de un huevo al hijo de un enano. El enano y el gobernador de Uxmal se desafiaron el uno al otro a realizar diversas hazañas para demostrar su fuerza. Una de ellas fue la de construir en una sola noche una casa que fuese más alta que todas las demás. Aunque el enano entró en desesperación a causa del reto, su madre le dijo que no se preocupase, y al día siguiente el enano se despertó en la que hoy en día se conoce como las casa del Enano (o del Adivino.). La leyenda de la Casa del Adivino, y el edificio mismo, capturaron la imaginación de los europeos, por lo que Catherwood representó el edificio en varias ocasiones. Stephens y Catherwood llamaron a la Casa del Adivino “el Gran Teocalis,” en referencia al teocalli, un templo prehispánico. Esta imagen muestra la fachada de la grandiosa estructura de la Casa del Adivino. La pared se distingue por su elegante obra de mampostería. Esta imagen pone en evidencia los efectos del paso del tiempo (desde la época en que los antiguos adoraban en el templo), ya que la fachada que antes estaba pintada yace ahora desnuda, y la sección central de la pared se ha derrumbado, revelando la entrada al templo interior. En primer plano se puede apreciar un ejemplo de las representaciones que hacía Catherwood de trabajadores indígenas en su tiempo de descanso, una escena que se repite en muchos otros grabados de esta colección. ANNA NEWMAN
Los descendientes locales de los mayas antiguos descansan a la puerta sur del Cuadrángulo de las Monjas en Uxmal, rodeados por una vegetación exuberante y enmarañada. En contraste, las ruinas antiguas del fondo tienen una apariencia seca y polvorienta que nos recuerda a los viajes previos que hiciese Catherwood a Egipto, Grecia y Palestina. Uno de los edificios que se ven a lo lejos corresponde a la Casa del Gobernador (vista también en las láminas 9 y 10.). La religión maya veneraba a trece dioses del mundo celestial, y nueve señores del abismo. Los mayas construyeron los edificios de Uxmal (al fondo de este grabado), sobre elevaciones naturales, a fin de que las estructuras sagradas estuviesen más cerca del cielo. Este concepto tiene relación con la historia Maya del alba y el ocaso. Los mayas creían que durante el día el sol se encontraba en el reino celestial, y que durante la noche debía luchar por salir del abismo para volver a ocupar su lugar en los cielos. Estas creencias eran parte esencial de la religión Maya, y parte esencial de su diario vivir. CHARLOTTE BALLANTINE Y MERCEDES PEPPER
Uxmal alberga a varias ruinas Maya que fueron documentadas por Catherwood y Stephens, incluyendo la estructura que vemos en esta lámina. La fachada, brillantemente iluminada, atrae a la vista mediante la figura de dos serpientes aladas y entrelazadas, una de ellas con una cabeza humana dentro de la boca. Catherwood, lleno de a admiración, describe los “monstruosos fauces” de la antes mencionada serpiente, y relató en gran detalle la iconografía de las ruinas. La arquitectura de este vestigio es impactante, sobre todo por el estado lamentable en que se encuentra, ya que la parte extrema derecha de la fachada se ha desprendido. Los cimientos al descubierto revelan la manera en que la estructura fue construida. El estilo de este edificio, en el que la puerta de entrada forma un recuadro que enmarca el paisaje natural, es típico de las construcciones Maya, y Catherwood lo utiliza para resaltar la naturaleza selvática a su alrededor. Los habitantes mayas contemporáneos que aparecen en la imagen muestran cuán alta es la estructura. Catherwood los muestra pacíficos y sumisos, e ingeniosamente censura la desnudez del pequeño niño de la imagen colocando estratégicamente un fragmento de una de las ruinas. Parece como si quisiera civilizar (en términos de Occidente) a los indígenas, a fin de que estén en condiciones de aparecer junto a los monumentos que tanto venera; este aspecto también se ve reflejado en su apariencia relajada y aún en el blanco de su vestimenta que contrasta con el tono oscuro de su piel. Aunque la ropa que llevan se parece a la vestimenta Maya del Siglo XIX, logra cubrir sus cuerpos de manera apropiada, siguiendo las normas y costumbres de Occidente. Catherwood no es el único que desea civilizar a los indígenas por amor al arte, aunque en el caso de esta representación la tendencia es evidente. MEGAN BURBANK
Esta estructura fue bautizada por los primeros españoles como “las Casa de Las Monjas” o “El Convento.” Aunque los expertos aún están debatiendo la función original de esta construcción, la mayoría de ellos está convencida que en realidad no se trataba de un convento. Los íconos más imponentes de la fachada son las hileras de máscaras que recorren la pared de lado a lado (extremo derecho), y que representan al dios Chac (antiguo dios de la lluvia), un dios muy importante para los habitantes de Uxmal. Cuando Catherwood vio este sitio arqueológico por primera vez durante su expedición de 1839, quedó impresionado. Las entalladuras que representó en este grabado fueron hechas con excepcional detalle. Las figuras talladas aparecen por toda la imagen, especialmente en contraste con la simplicidad de los objetos y las personas que parecen estar más cerca del espectador. De hecho la representación de Catherwood del sitio arqueológico parece querer realzar la estructura, ya que la coloca por encima del mundo actual, inclusive del pueblo Maya contemporáneo (ninguno de los cuales logra cautivar la atención del espectador de la manera en que el sitio arqueológico lo puede hacer). Según se puede apreciar en una fotografía de la Casa de Las Monjas tomada por el fotógrafo y arqueólogo Joseph Désiré Charnay en 1863 (24 años más tarde), Catherwood acentuó los detalles del tallado, ya que en su representación aparecen aún más nítidos de lo que él mismo pudo haberlos percibido. En las fotografías de Charnay de Las Monjas se puede notar que la construcción no es ni pristino ni tan bien conservada como sugiere el estilo romanticismo de Catherwood. KARI STRICKLAND
El 8 de enero de 1841, Catherwood dejó plasmada la ciudad Maya de Kabáh, en la Península de Yucatán, al Sur de Uxmal. Hacia la izquierda se observa el Arco blanco de Kabáh, cubierto de arbustos, que marca la entrada a la ciudad. La loma que aparece junto al arco es una pirámide cubierta completamente por los matorrales. En esta escena trabajadores indígenas transportan jambas por el sak beh (término Maya para “vía blanca”), un camino que conecta a Kabáh con Uxmal y Nohpat. Un hombre de camisa azul se encuentra supervisando a los trabajadores, y podría tratarse de John Stephens. En el fondo se aprecian tres edificios decorados con diseños Puuc, un estilo arquitectónico Maya bastante común en Kabáh. La técnica que utiliza Catherwood tanto en el manejo de luz como de la oscuridad sugiere un contraste entre la elegancia de la ciudad distante y el trabajo riguroso al que debían someterse los trabajadores del primer plano. En este caso la oscuridad transmite un aire de monotonía y fatiga, y no de misterio como es el caso de otras litografías de Catherwood (láminas 4, 5, 17 y 25.). Sin embargo la imagen también muestra el estilo romanticismo, en la manera en que Catherwood resalta la naturaleza espiritual de las nubes. IVONNE GARCÍA Y ALEXANDRA VALERIO Lámina 17: Interior del Edificio Principal de Kabáh - Lámina 17 El explorador entra a esta habitación e inevitablemente lo envuelve un aire de admiración y misterio. Esta es una de las cámaras de Kabáh, en la cúspide, alrededor del año 800 de nuestra era. Una traducción inglesa del nombre Maya es “la mano que esculpe.” Lo que no se pude apreciar del todo es una habitación paralela a la cámara principal. La oscura y privada cámara interior, puede haberse utilizado para almacenar el tributo, como los textiles, de gran valor y estima para los mayas. Toda el área, de la forma en que Catherwood la representa, irradia un aire de paz y elegancia, con sus techos altos y escaleras de entallados complejos que conducen hacia la profundidad de las ruinas. La cámara de Kabáh es característica del estilo Puuc que prevaleció durante un periodo de doscientos años (antes del año 1000 de nuestra era), e incluyó las ciudades de Labnah y Uxmal. El estilo arquitectónico Puuc mantiene un balance entre paneles simples y decorados. Bloques de mampostería (piedras talladas en grandes unidades para decoración), pirámides con cámaras, pasajes abovedados, fachadas verticales y entradas enmarcadas por columnas eran a menudo utilizados en el estilo Puuc. Mientras que en parte de la entrada se pueden apreciar tallados complejos, el resto de la habitación permanece de alguna manera desatendida. Otra característica del estilo Puuc son los techos altos que terminan en punta—o bóveda de voladizo. Se ha especulado que la bóveda Maya tenía nueve capas de piedra, que correspondían a las nueve capas del abismo y a los nueve Señores de la Noche. YENA LEE
En este grabado Catherwood destaca aspectos pintorescos y exóticos de la cultura Maya del siglo XIX, en contraste con el esplendor de los ancestros que se aprecia en el fondo, aunque estos últimos aparecen implícitamente superiores. La litografía representa a algunos trabajadores del rancho Sabachtsche, un pequeño pueblo en la península de Yucatán. El pozo les permite a los trabajadores tener acceso al agua, un bien de primera necesidad, y al parecer se ha convertido en punto de reunión, y pieza clave en el establecimiento de relaciones sociales. Los ricos colores y el movimiento del primer plano, reflejan la naturaleza dinámica y productiva del grupo. Como se puede ver aquí, los mayas del siglo XIX tenían bajo control su funcional y bien organizada sociedad. Por otra parte, la construcción en el fondo ha sido iluminada de tal forma que opaca la actividad que se desarrolla frente a la misma. A través del efecto de la luz, Catherwood refuerza la idea de una sociedad antigua demasiado bella y poderosa como para que sus descendientes puedan perpetuarla. El debate entre lo Nuevo y lo Viejo es un tema que se repite en esta colección, y plantea una interrogación: ¿Es acaso una de las dos culturas más valiosa que la otra? JESSICA DEBRUIN Y ALYSSA RANKER
La técnica de Catherwood utilizada en esta lámina deja ver algunos de los signos característicos del movimiento artístico conocido como Romanticismo. En la imagen, los indígenas dirigen la atención del espectador hacia el grandioso espectáculo que constituyen estas ruinas Maya. Nótese que los sujetos humanos tienen su atención enfocada en el edificio del fondo. Dos hombres que trabajan en la parte alta del edificio también tienen la mirada hacia atrás. La postura holgazana de los trabajadores Maya de la época, refuerza aún más su papel de accesorios de las ruinas antiguas. Pero las ruinas en sí no deben ser ignoradas. El acercamiento revela imágenes como la cara tallada del extremo izquierdo, y el patrón en zigzag a lo largo de la fachada frontal. Sin embargo, la característica arquitectónica más notable aquí es la bóveda de voladizo, que también aparece en las láminas 7 y 17. Esta especie de corredor arqueado se caracteriza por una cúspide plana, a diferencia de los arcos redondeados de la antigua Roma. Su ubicación justo en el centro de la litografía logra atraer la mirada hacia su interior. En Incidentes de un Viaje, John Stephens, el compañero de Catherwood, habla acerca de Labnah, sitio desconocido aun para los habitantes nativos del área. La estructura aquí representada, corrobora que Labnah es un lugar “de reliquias, que aunque deterioradas, sigue manifestando la gloria de un pueblo misterioso.” El grabado refuerza el carácter enigmático de Labnah, ciudad construida por un pueblo igualmente intrigante. JESSICA DEBRUIN
El pueblo de Bolonchen (“La ciudad de los Nueve Pozos”) se encuentra en la Península de Yucatán y se conoce hoy en día por sus magníficas cuevas. Este pueblo está ubicado en una región desértica de México, donde no existen ríos y la única fuente de agua fresca fluye desde lo profundo de las capas de piedra caliza. La representación de Catherwood se enfoca en el trabajo físico que costaba extraer el agua en esta parte del planeta, mientras que a la vez le da una perspectiva romántica al carácter misterioso del pueblo Maya. La luz fluye desde la boca de la cueva, aunque la única fuente de iluminación en el fondo de la caverna es el brillo incandescente de una sola antorcha. El resto de la cueva se pierde en la oscuridad. Es casi imposible tan solo imaginar el trabajo que costó construir la escalera que daba acceso al interior. Stephens y Catherwood, al igual que otros estudiosos de la época, se refirieron a los descendientes de los mayas del mundo antiguo, como seres primitivos, desposeídos de la gloria de sus ancestros. Sin embargo, esta escalera de más de 80 pies de altura demuestra todo lo contrario. Al igual que sus ancestros, los mayas del siglo XIX sabían utilizar la materia prima de manera hábil y funcional. KATE O'CONNOR-MORRIS Y AYLA SCHLOSSER
Chichén Itzá, que es donde se encuentra este edificio, es actualmente uno de los sitios arqueológicos Maya más visitados. Miles de turistas viajan para ver las ruinas restauradas, que según la literatura turística han sido complementadas y mejoradas con un espectáculo de sonido y luces, y placas explicativas en español, inglés y Maya. La imagen de Catherwood de Las Monjas, aislada en este desierto cubierto de maleza, evoca un lugar y un tiempo demasiado lejanos a las experiencias turísticas del siglo XXI. Su ojo ávido para el detalle arquitectónico logra representar una fachada prodigiosa. Catherwood logra precisar los detalles en las máscaras de las deidades Maya, la ornamentación con volutas y aun las plumas del tocado de la figura que aparece sentada sobre la entrada. Mediante el uso de sombras y las líneas agudas, revela la manera en que los mayas yuxtaponían talladuras de relieve superficial con elementos que sobresalían completamente de la superficie del edificio (evidente sobre todo en los bordes del lado izquierdo del edificio y sobre la entrada principal.). El resultado, una obra arquitectónica maravillosa. La escena capturada por Catherwood en este grabado efectivamente corresponde a mediados del siglo XIX—lo cual deducimos por el tipo de vestimenta que llevan los mayas. Sin embargo la postura holgazana de estos habitantes sugiere una carencia de prisa. La escena no muestra de forma alguna la ansiedad que agobiaba a Catherwood por lo limitado del tiempo con que contaba para trabajar en Chichén Itzá. En la realidad, el tiempo era sumamente valioso y Las Monjas no era un paraje aislado (a su alrededor se encuentran muchas otras estructuras, bien conocidas por los habitantes locales, y que de seguro Catherwood y Stephens pudieron advertir.); sin embargo, esta perspectiva idílica de Las Monjas nos invita a imaginar un sitio mágico, en un tiempo sin prisa. Aunque la realidad de Catherwood y de los mayas haya sido otra, esta fantasía aun logra capturar nuestra imaginación. DANA LEIBSOHN
Asomándose por un claro en plena selva de Yucatán, un monumental edificio Maya parece tocar el cielo, en la representación de Catherwood de la Pirámide de Kulkulcán. Aunque algunas partes de la estructura aparecen cubiertas por la densa vegetación, Catherwood quiso revelar el detalle más intrigante de la pirámide, dibujando en primer plano una de las muchas y elaboradas cabezas de serpiente. Esta pirámide Maya es una estructura de casi 80 pies de alto, de cuatro lados, con escaleras en cada uno. Hoy en día se pueden apreciar dos esculturas de cabezas de serpiente en la parte baja de cada escalera. Durante los equinoccios, en septiembre y marzo, el sol produce una sombra que se desliza por las 91 gradas de la escalera del norte, semejante a la figura de una serpiente desenrollándose. En la actualidad este sitio arqueológico sigue atrayendo a muchísimos turistas que fascinados admiran este magnífico tributo a Kulkulcán. Los mayas veneran una serpiente emplumada, el dios Kulkulcán o Quetzalcóatl. Cuenta la leyenda que un antiguo gobernador, Kulkulcán, fundó la ciudad Maya de Chichén Itzá, aunque hay varias versiones de esta historia. Una de ellas cuenta que el fundador errante fue consumido por fuego divino, y que su corazón se convirtió en el planeta Venus y sus cenizas en pájaros. En honor a esta deidad, los mayas edificaron las escaleras en forma de serpiente con asombrosa precisión. Catherwood logró identificar acertadamente el contexto religioso de la pirámide, por lo que la cabeza de serpiente de piedra aparece en primer plano. DANIELLE GROGAN Y SHU LIU
Esta litografía muestra el Castillo de Tulum, un templo en la costa este de la Península del Yucatán, famoso por sus espléndidas pinturas al fresco. Las escaleras del Castillo, sobresaliendo dramáticamente sobre los árboles y los pámpanos, conducen al cielo, e invitan al espectador a sentarse, como uno más de los protagonistas que aparecen en primer plano, para admirar el grandioso panorama. Catherwood utiliza hábilmente la ubicación de las figuras para atraer la mirada del espectador hacia la escena, haciendo que suba por las escalinatas de piedra, pase por los pilares, en su trayecto hacia las estructuras del fondo. Los sujetos parecen haberse entrometido en el paisaje natural para despejar la vegetación que había mantenido al sitio aislado por cientos de años. Aunque Catherwood nos brinda toda esta información visual, no logra expresar cuán espectacular es Tulum, del cual apenas dice que “está ubicado sobre un borde de piedras en la costa este de Yucatán.” En realidad este sitio arqueológico se encuentra ubicado sobre un acantilado de piedra caliza, a 40 pies de altura, majestuosamente erguido sobre las olas. Uno de los conquistadores que descubrió esta construcción, probablemente guiado por Juan de Grijalva, dijo al observarla por primera vez: “… La ciudad de Sevilla ni es mejor ni se le asemeja.” Tulum se desarrolló entre los años 1200 y 1520 de nuestra era, pero fue abandonada poco después de la conquista. Poco a poco los árboles y las plantas la fueron cubriendo hasta convertirla en un legado escondido y apacible de su gloriosa cultura. Como se puede apreciar en este gravado, la expedición de Stephens y Catherwood los llevó a asegurarse personalmente de que el sitio arqueológico fuese despejado. Pero, ¿Habrá sido ese el deseo de los mayas del mundo antiguo? Stephens y Catherwood abrieron el camino a una lucrativa actividad turística en Tulum, la cual ha convertido a este paraje en plataforma de acrobacias y paseos turísticos en bote, con miles de turistas concurriendo cada año. El templo se levanta hoy en día como legado del poder del capitalismo, yaciendo al descubierto, ante la mirada de los curiosos. ¿No será que los mayas hubiesen preferido que su historia permaneciese “oculta?” ALYSSA RANKER
Tulum se encuentra en la costa, cerca de Cancún. Esta escena es una muestra del trabajo que tomaba despejar cada uno de los monumentos documentados en la expedición de Stephens y Catherwood. Esta litografía incluye el único retrato que se conoce de Catherwood, quien aparece hacia la derecha, midiendo el templo. La mirada del espectador es atraída hacia Catherwood y su ayudante, aun cuando los trabajadores indígenas aparecen en primer plano limpiando las ruinas. Catherwood cuenta que fue particularmente difícil despejar estas ruinas ya que estaban “tan cubiertas de árboles que fue por puro accidente que este y otros edificios fueron descubiertos.” Aunque fueron los trabajadores indígenas quienes hicieron la mayor parte del trabajo de limpieza, en su libro Incidents of Travel in central America, Chiapas, and Yucatán, Stephens escribe “hice a los indígenas a un lado y quité la tierra floja con mis propias manos.” Esta cita demuestra ese sentimiento de posesión que invadía a Stephens, así como su deseo de ser reconocido como el descubridor legítimo del monumento. MEGAN BURBANK Y CLAIRE WILSON
En esta imagen de la gran pirámide de Izamal, Kinich Kak Mo, la colosal cabeza de una figura Maya se vislumbra muy por encima del explorador naturalista, el Doctor Samuel Cabot Jr. La paleta de colores oscuros y misteriosos que utiliza Catherwood, en contraste con sus otros gravados a la luz del día, genera una imagen peristente. Catherwood representa cuidadosamente la imagen de la luna asomándose sobre la escena, mientras la colosal cabeza Maya observa con sus fauces abiertas a los intrusos cazadores de un jaguar, un animal que representaba a varias deidades mayas. Esta ilustración sumamente romántica de Catherwood es uno de los pocos registros que existen en Occidente de la cabeza colosal antes de que esta se desplomase. No es una coincidencia el que Catherwood haya dado tanta importancia a la luna y los jaguares en esta imagen. Las fases de la luna constituían la base del calendario Maya, y en Mesoamérica, el jaguar era uno de los animales más temidos y respetados, y representaba el poder y la autoridad. Por otra parte parece que Kinich Ahua, el dios sol, a quien esta pirámide fue dedicada, tenía cierta relación con el jaguar durante su recorrido nocturno hacia el abismo. Los mayas creían que cuatros bacabs (guardianes del cielo) sostenían las trece capas de la tierra, mientras que al jaguar se lo relacionaba a menudo con el abismo. MERCEDES PEPPER
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