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Doña
Mariana Belsunse y Salasar, mediados
a fines del s. XVIII. Brooklyn Museum of
Art, Brooklyn, EE.UU. |
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Canasta
de obsequio, ca. 1822. María Marta.
Phoebe A. Hearst Museum of Anthropology,
Berkeley, California, EE.UU.
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Este retrato de doña Mariana Belsunse y Salasar fue pintado
en Lima, la capital del Virreinato del Perú y centro del
poder español en Sudamérica. Como se describe en esta
pintura, doña Mariana era una mujer rica y elegante. Esto
se puede ver en su elaborado vestido de brocado, su reloj con joyas
y sus perlas. En el fondo, el jardín enclaustrado quizás
simbolice una alianza con la Virgen María. El texto que se
ve en la pancarta que esta en la esquina inferior derecha del retrato
da el nombre de doña Mariana y su genealogía. Poco
después de que doña Mariana posase para esta obra,
otra María en Hispanoamérica, ésta, María
Marta, una tejedora de canastas chumash que vivía en una
de las misiones de California, creó esta canasta de obsequio
para un funcionario de la visita. Se valió de hierbas y técnicas
de tejido locales para crear su obra y en la parte superior de la
canasta, tejió su nombre.
Los
textos asociados con estos objetos los fijan a un lugar, a una época
y a una persona, sin embargo ambas obras están abiertas a
un significado más amplio y contingente. Por ejemplo, esta
yuxtaposición nos revela cuan dispares eran las vidas y los
mundos materiales de las mujeres que vivían en Hispanoamérica.
Puestas una al lado de la otra, estas obras muestran la textura
de experiencias visuales particulares (en la Lima urbana o en una
misión de California) y como los papeles de los mecenas y
artesanos pueden ser trazados a través de un objeto. Estas
historias pueden parecer distantes a las nuestras, pero los retratos
y los obsequios aún tienen importancia en el siglo XXI. Son
estos entramados de significado, en el pasado y en el presente,
los que Vistas considera primordiales en el estudio de
la cultura visual.
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